Page 126 - LAS REDES SOCIALES Y SU IMPACTO DEMOCRACIA
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124 Jorge Francisco Aguirre Sala

y predecir sus efectos. Su diseño con inteligencia artificial le permite
realizar pronósticos y tomar decisiones políticamente calculadas. “La
robot Michihito Matsuda” obtuvo reconocimiento como persona ju-
rídica se postuló en el distrito de Tama New Town en Tokio en 2018.
Tuvo el apoyo en la primera vuelta de votaciones y obtuvo el tercer
lugar en la segunda vuelta. Su marketing electoral asegura que carece
de las emociones humanas que provocan malas decisiones en polí-
ticas públicas; de manera que no está envuelta en conflictos de inte-
rés, ni procesos de nepotismo o corrupción; no carece de expertise
profesional y sus estructuras digitales impiden la tergiversación de
la información, la imprecisión de declaraciones o las mentiras. Pue-
de “dialogar” simultáneamente con todos los electores y al mismo
tiempo con los demás agentes en el gobierno para realizar las gestio-
nes públicas necesarias en beneficio de los ciudadanos. Por tanto, es
un candidato que ofrece la intermediación representativa completa,
transparente y cribada con imparcialidad, honestidad e integridad,
como si al votar por ella se ejerciera un modelo de democracia di-
recta.

   Los candidatos algorítmicos representan perfectamente el origen
y destino del marketing electoral digital: la sustitución de criterios
ideológicos propios de los partidos por la certeza tecnológica en las
decisiones. El marketing electoral digital y los candidatos algorítmi-
cos ya no presentan las opciones de voto más afines a la cosmovi-
sión de los electores, sino cuáles las más capaces. El futuro digital de
los procesos electorales se basa en la distinción entre la claridad de
las preferencias ciudadanas y los planes de trabajo científicamente
diseñados y verificados. La claridad de las preferencias ciudadanas
no es garantía de su autenticidad. Es decir, los ciudadanos pueden
manifestar con certeza aquello que desean, pero no necesariamente
coincidirán con lo que realmente requieren.

   El porvenir digital de los procesos electorales pretende resolver
las dos cuestiones más críticas: ¿cuál candidato puede ostentar el co-
nocimiento de las políticas públicas que los ciudadanos “realmente”
necesitan?, y al otro lado de la moneda: ¿cómo puede saber el ciu-
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